sábado, 14 de enero de 2012

Lucero...

Mis noches eran negras

y mis días eternos

en los que me asfixiaba

con el mero pensamiento

de estar sola en el universo,

pero sin saberlo,

sin pensarlo,

sin tener nada claro

atisbé un rayo de luz en el firmamento

y pasó rápido, veloz, como una centella

iluminando una parte de mi vida

que creí ya muerta

ya vacía

ya eterea

Mientras vosotros me prometíais

que no volvería a estar solo

jamás en la vida,

yo me quedé hipnotizado

por la estela que dejaba

la estrella que sin duda

más bella me regalabas

Pero su brillo se fue apagando

lento

poco a poco

sin prisas o apremios

mientras yo seguía clavando la mirada

en el hueco negro

que dejó tras morir

el bello lucero

que parecía eterno

perfecto

delicado

hermoso

inacabable

perdurable

permanente

imborrable

pero que como todo lo hermoso

no duró más que el instante

en que cegó mis ojos

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