Una pequeña luz
Una ranura escondida
Por la que veo un cielo azul
Y ninguna nube a la vista
Una rendija por la que contemplar el mundo
Un agujero para observar sin ser observado
Una mirada al pasado
Y vemos el porqué
de la soledad que respiramos
el porqué elegimos mirar en vez de vivir
el porqué de nuestra elección sin vuelta
de nuestra decisión de morir en nuestras vivencias
Nada nos agrada
No estamos conformes con nada
Existimos por una simple coincidencia
Por una partida de naipes
Entre el azar y el destino
Que aún juegan por turnos
Utilizándote para sus designios
Mientras tú en tu ataúd vacío
Cerrado con los clavos oxidados
De las decepciones
que como golpes, chocaron contigo
contemplas el cielo azul
de él mundo prometido
en el que jamás pondrás un pie
ni sueñes con respirar su aire podrido
No hay comentarios:
Publicar un comentario